Reseña a Cadáver Exquisito de Agustina Bazterrica

Por Daniela Rival

Un día puedes ser un miembro útil de la sociedad y al otro puedes ser devorado por lo que establecemos bajo ciertos parámetros como sociedad. Agustina Bazterrica, escritora Argentina, nos da una increíble crítica y golpe de realidad a través de su libro Cadáver Exquisito publicado en el año 2017, cuando nos presenta un mundo ficticio en el que aparece un virus letal que ataca a los animales haciendo que se infecten, quebrando así la relación que el humano tenía con estos: tenerlos como comida. Se toma la decisión de aniquilarlos a través de distintos métodos, pero surge la siguiente duda. ¿Qué comeremos entonces? Después de múltiples disturbios, los gobiernos de todo el mundo optan por la opción que prefieren mencionar como más sensata: el canibalismo. Se deshumaniza a cierto sector de la humanidad, llamándolos “cabezas” para quitarles sus características humanas y comienzan a ser el nuevo ganado, el nuevo alimento de esta sociedad. La historia se centra en el protagonista, Marcos Tejo, quien es un trabajador del frigorífico Krieg, quien poco a poco se sumerge en el mar de sangre que dejan las industrias de la carne humana a su paso en este nuevo mundo, su nueva realidad.

“la autora siempre está haciendo una alegoría a la industria de la carne y el modelo actual económico que tenemos en nuestras sociedades respecto a este tema, puesto que, las “cabezas” no solo tienen el fin de alimentar a la humanidad que quedó sin el alimento de carne, sino que también deben saciar estándares de calidad en el paladar de sus consumidores”

Mientras se avanza en la lectura del libro, podemos darnos cuenta de que la autora siempre está haciendo una alegoría a la industria de la carne y el modelo actual económico que tenemos en nuestras sociedades respecto a este tema, puesto que las “cabezas” no solo tienen el fin de alimentar a la humanidad que quedó sin el alimento de carne, sino que también deben saciar estándares de calidad en el paladar de sus consumidores: “él les explica que es carne de exportación, que son cabezas de la Primera Generación Pura. «Es la carne más cara del mercado, porque lleva muchos años criarla»…La carne PGP es de alta gama para paladares exigentes” (38). Se puede leer entre líneas la crítica que le hace al ser que fomenta este modelo industrial, sin lazos afectivos, que no corta porque alimentarse es una necesidad, sino que admira y goza el terror en los ojos de su presa al quitarle la vida y saber que es deliciosa en sus fauces. En todo momento de la lectura, nos preguntamos, quién es el humano y quién es el animal.

“Al ir a las carnicerías y ver trozos de carne humana no podían nombrar aquellas partes por sus nombres, por lo que, debían poner un manto de ilusión sobre ellos para aceptarlos: ‘la gente empezó a llamar a las extremidades superiores manitos y a las inferiores patitas. Con ese permiso y con esos diminutivos que anulaban el espanto’”

Las matanzas son autónomas, pues, los humanos deben aceptar por ley que aquellos que antes eran sus pares, hoy son los animales, y el vocabulario es importante. En el libro, todo está construido para que las personas poco a poco fueran aceptando esta nuevo mundo, escondiendo la realidad tras fachadas, pues los mataderos no se llaman de esa forma, aunque dentro existieran matanzas. Poco a poco dejan de preguntarse o cuestionarse por qué son así las cosas. Al ir a las carnicerías y ver trozos de carne humana no podían nombrar aquellas partes por sus nombres, por lo que, debían poner un manto de ilusión sobre ellos para aceptarlos: “la gente empezó a llamar a las extremidades superiores manitos y a las inferiores patitas. Con ese permiso y con esos diminutivos que anulaban el espanto” (26).

Por último, la autora nos pregunta de forma directa si somos responsables de todo este espectáculo ominoso. Hace el hincapié de que todos somos responsables en alguna medida en esta sociedad. Quizás no somos la persona que mata a la carne, ni quien contrata para matarla, pero somos los que consumimos el producto sin importar su proceso. La autora nos hace reflexionar de estas prácticas a través del protagonista, que constantemente se cuestiona trabajar en este frigorífico: “¿Tendrán conciencia de que eso que tienen en sus manos estuvo latiendo hace unos momentos? ¿Les importará? Y después piensa que él también dedica gran parte de su vida a supervisar cómo un grupo de personas, bajo sus órdenes, degüellan, evisceran y cortan a mujeres y hombres con la mayor naturalidad” (45).

Cada capítulo es un torbellino que nos envuelve en medio de dudas y choques con espacios de nuestro interior que, a veces, no pensamos que existiesen, no queríamos ver o admitir que estaban ahí, pues nos damos cuenta de que estamos sumergidos en el terror de que somos aquello que tememos en el día a día, ser responsables de los actos que cometemos. Una realidad tan automatizada como los escenarios de esta novela.

Bibliografía:

Bazterrica, Agustina. Cadáver Exquisito. Argentina. Editor Digital: Titivillus. Web. 29 de junio de 2021.