El libro Cuentos campesinos del sur de Chile del escritor Jack Elkyon (1963), radicado en La Unión, reúne catorce relatos que, con sugerentes variaciones, recogen aspectos tanto de la vida cotidiana como de la memoria local de los habitantes de las regiones de los Ríos y de los Lagos, principalmente. Algunos cuentos diversifican las tramas de la vida cotidiana para desarrollar sus historias en torno a la economía doméstica rural (“Un día cualquiera en el campo”), intrigas de alcoba (“Pata’e Lana”) o en torno a vidas retiradas en la soledad campestre (“La supo hacer”) o en el vagabundeo urbano (“La fuente de los deseos”). Otros cuentos, aquellos más relacionados con el rescate de la memoria local, representan historias de personajes que, pese a que sus biografías constituyen una suma de experiencias de lo cotidiano, evidencian la intención del narrador por construir personajes cuyas historias se fundamentan con coherencia en la visión política y social del autor. En particular el cuento “Futuro esplendor”, con el trasfondo histórico del período de postindependencia, busca argumentar la precaria socialización actual del país mediante una historia familiar plena de traiciones y deslealtad. Por su parte, los cuentos “Vikingo del Sur”, “La leyenda del Pizaña” y “El acomedido”, coinciden en la recuperación de personajes destacados (para bien o para mal) y cuyas actuaciones les valieron un sitio en la memoria local. El primero de estos tres relatos incluye una reflexión que, como ejemplo a no seguir, expresa la visión del narrador: “hay muchas personalidades que son fachadas, que dependen del dinero que tengan, de la posición social que ocupan. Cuando se hunden, como le pasó a Vikingo del Sur, se muestra su real naturaleza” (34).

Por cierto, las temáticas descritas de lo cotidiano y de la memoria local se confunden y entremezclan en los cuentos, sin señalar una división estricta entre ambas. La lectura en su conjunto tiene una linealidad coherente y bien lograda en el tratamiento de cada historia, sin exabruptos temáticos o giros inesperados. Incluso, el cuento “Cambio climático”, cercano al género de la ciencia ficción, se incorpora adecuadamente a la secuencia total del libro. Inspirado en un episodio de la serie televisiva La dimensión desconocida, este cuento muestra a la ciudad de Valdivia cubierta de nieve, en una escena postapocalíptica provocada por el cambio climático, pero que al final del relato es desmentida como un sueño del protagonista quien, al ser despertado por su mujer, se encuentra con una Valdivia sofocante y asfixiada por la escasez de agua. ¿Ciencia ficción rural? Al menos cumple con la constante postapocalíptica del género.

“Todos los cuentos de este libro exhiben alguna arista de lo crudo, lo violento y lo degradado que agobia al mundo de lo cotidiano, pero sin el peso abrumador del juicio moral y el sentido común, en cambio, se encuentran retratados personajes y eventos con la liviandad del sarcasmo y la ironía”

Así, la unidad del conjunto no debe buscarse en la afinidad temática sino, y esto es lo que caracteriza la escritura de Elkyon, en la perspectiva estética de su narrativa, que ha sido calificada como realismo sucio. Esta denominación supone una representación de mundos literarios ajustados a los cánones de lo verídico y lo comprobable, pero que en el caso de este autor incorpora el gesto de lo macabro y lo violento que se trasunta en cada experiencia cotidiana relatada, en los caracteres disociados y lúgubres de cada personaje y situación. Todos los cuentos de este libro exhiben alguna arista de lo crudo, lo violento y lo degradado que agobia al mundo de lo cotidiano, pero sin el peso abrumador del juicio moral y el sentido común, en cambio, se encuentran retratados personajes y eventos con la liviandad del sarcasmo y la ironía. Al parecer, este libro se ha propuesto como tarea desarmar las expectativas del lector sobre lo que tradicionalmente se considera literatura del sur o, al menos, literatura campesina. La opción estética por este realismo macabro y sucio significa un aporte que viene a desajustar los parámetros del naturalismo paisajístico con que se ha leído habitualmente la literatura de esta zona del país, poniendo en discusión nuestros propios prejuicios respecto a lo rural y lo sureño. Y parece evidente que tal ha sido la intención del autor, si revisamos tres relatos que considero programáticos para el ejercicio de su escritura. El primero de ellos y con el que se inicia el libro, “Tres litros”, propone con desenfado la ingesta de alcohol y la escritura como ritos simultáneos y complementarios en la actividad del autor: “El tercer vaso lo tomo lentamente durante la tarde. Y lo hago para inspirarme. Para escribir y corregir lo escrito. Para transportarme a mundos imaginarios. ¿O usted cree que los campesinos somos todo iletrados?” (10). El último y con el que se cierra el libro, “Tránsito rápido”, contiene una evaluación del libro en boca de la protagonista del cuento: “esta porquería de libro nadie lo va a leer” (82), afirmación que reitera la perspectiva estética de lo crudo y lo macabro, al tiempo que la protagonista debe limpiarse el culo con las páginas de Cuentos campesinos del sur de Chile por carecer de papel higiénico el baño de la biblioteca. Con ello, la cultura letrada termina en el retrete junto con los desechos corporales de la protagonista. Entre ambos cuentos, justo en la mitad del libro, se ubica el breve relato, también de carácter programático, “La mosca”, en que el revoloteo del insecto y las alternativas infructuosas para eliminarlo, obligan a una pausa forzosa en la escritura.

En definitiva, el alcohol, la mosca y la caca son representaciones fieles que definen la tarea del escritor en este conjunto de textos y describen adecuadamente el realismo sucio y macabro de Elkyon, además de ofrecer una lectura alternativa a la habitual con que hemos leído la literatura del sur.

Referencia:

Jack Elkyon. Cuentos campesinos del sur de Chile. La Unión: Editorial 5 Sur. 2022.