Reseña a Paren la música

Por Héctor Andrés Rojas 

Paren la música es la obra con la que el Teatro nacional chileno regresa a la presencialidad luego de un largo silencio provocado por la pandemia del Covid-19. La obra cierra la trilogía del dramaturgo chileno Alejandro Sieveking, quien falleció en marzo de 2020. Es una obra que a pesar de eso puede apreciarse como una pieza teatral independiente. La dramaturgia de Nona Fernández también recuerda la problemática que la autora aborda en su novela Av. 10 de julio Huamachuco, en la que la destrucción de la ciudad por parte de las inmobiliarias borra la memoria material de forma analógica en que se borra la memoria de sus personajes. Esto es lo que ocurre con Gregoria, interpretada por Catalina Saavedra, una envejecida actriz que sigue asistiendo a un café que está siendo demolido, con el objetivo de encontrarse con su biógrafo, Guillermo, quien ya ha fallecido. Esta situación servirá de motivo para el recorrido por la memoria de la actriz, sus recuerdos y formación artística. Ya los maestros de la obra le preguntan si ella era la actriz, a lo que Gregoria en varias ocasiones responde que ella es la actriz, que sigue siendo. No hay separación entre la persona y la artista.

La idea de la obra tiene una doble significación: la obra teatral y la obra de la construcción. Ambas refieren a lo artificial y en alguna medida ambas tienen que ver con la existencia. La actriz envejecida entremezcla los recuerdos de todos esos personajes que interpretó a lo largo de su carrera profesional. Los enumera en varias ocasiones y aunque su memoria tiende al fallo, la emotividad del recuerdo permite que se aferre a los textos que alguna vez interpretó. Por otro lado, la obra en la que se está demoliendo el café al que Gregoria asiste, para construir algo nuevo en ese lugar, también aporta algún sentido sobre la existencia. Los trabajadores comentan que en la obra penan, que al parecer alguien murió en la construcción. El lugar está marcado por recuerdos que conviven con su transformación.

“La marcha es la protesta, la inconformidad, la señal de que el territorio está en disputa. Ese contexto que tanto habla de nuestra historia reciente y presente es el entorno en el que tiene lugar esta historia”

“Vienen los de la marcha”, se enuncia en la parte inicial de la obra. El ruido de las o los marchantes invaden el espacio y aunque no se hacen presentes dentro de la obra, el sonido es la presencia. La marcha es la protesta, la inconformidad, la señal de que el territorio está en disputa. Ese contexto que tanto habla de nuestra historia reciente y presente es el entorno en el que tiene lugar esta historia. La obra que amenaza con demoler el café es erguida como símbolo de la política del olvido, esa que es ingrata con quienes ya envejecidos no sirven para la sociedad del capital. La demolición es el eterno presente de la nación hiperproductiva donde la memoria se rinde una y otra vez ante la fuerza inmobiliaria que impone los nuevos trazos de la ciudad que debe ser siempre más y más productiva.

La memoria de Gregoria es dividida en varios personajes que interpretan distintos momentos de sí misma. De esa forma, la experiencia del espectador se involucra en el complejo entramado de los recuerdos de la actriz. Los recuerdos son visibles en luces, sonidos y ecos de las textualidades recordadas. Las obras que interpretó son su vida. La actriz termina de erguirse en la articulación intertextual de todas las que fue arriba de un escenario.

A pesar del drama contado y de la aparente imposibilidad de luchar contra la obra que deconstruye el recuerdo, Paren la música defiende el tono de comedia. La dirección de Cristián Plana se inclina por reírse de lo trágico y ahí donde podría haber desesperanza surge el relato y así, la vida aparentemente derruida cobra sentido en su introversión. Lo que pasa con los obreros y la construcción pierde presencia en la introversión de Gregoria, en quien se personifica la pregunta por la identidad y el sentido.

 

Ficha artística

Dirección: Cristián Plana. Dramaturgia: Nona Fernández (título sugerido, referentes y notas por Alejandro Sieveking). Asistencia de dirección: Paulina Moyano. Diseño integral: Claudia Yolin. Asistente diseño integral: Nicole Needham.Diseño sonoro: Damián Noguera. Director de escena: Silvio Maier. Maquillaje: Franklin Sepúlveda. Producción General: Paulina Moyano y Teatro Nacional Chileno (TNCH).   Elenco: Catalina Saavedra, Carolina Paulsen, Carolina Larenas, Guilherme Sepúlveda y Felipe Zepeda. Director de Escena: Silvio Meier. Tramoya: Fernando Boudon. Electricista: Carlos Moncada. Utilero: Camilo Retamal. Sonidista: Joaquín Riquelme.

 

La obra se presenta entre el 11 y el 28 de agosto, de miércoles a sábado, a las 19:00 horas de forma presencial en la Sala Antonio Varas del Teatro Nacional Chileno ubicado en Morandé #25, Santiago Centro.